Rincón de las maravillas
Más como Jesús: Amabilidad y bondad
viernes, marzo 11, 2022

Cuando el apóstol Pablo escribió sobre llevar una vida que esté en armonía con Dios explicó que «el fruto del Espíritu es amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, humildad y dominio propio. No hay ley que condene estas cosas.»1 El fruto del Espíritu es la acción del Espíritu Santo dentro de nosotros, que nos lleva a adquirir una mayor cercanía y devoción a Dios y una mayor semejanza con Cristo.

Dentro de esta lista encontramos dos aspectos del fruto del Espíritu que van mano a mano: la amabilidad y la bondad. Al leer lo que dice la Escritura de estas dos cualidades, encontramos que a ambas se las califica de atributos de la naturaleza divina.

«Cuando se manifestaron la bondad y el amor de Dios nuestro Salvador, Él nos salvó, no por nuestras propias obras de justicia, sino por Su misericordia»2.

Dado que Dios es amable y bueno, y nos ha demostrado Su amabilidad y bondad mediante la muerte sacrificial de Jesús para expiar la culpa de nuestro pecado, se nos insta a ser también amables y buenos con los demás.

«Sean bondadosos y compasivos unos con otros, y perdónense mutuamente, así como Dios los perdonó a ustedes en Cristo»3.

No hay que demostrar amabilidad y bondad exclusivamente a las personas que amamos, sino a todos, incluso a quien quizá consideremos un rival o un enemigo, ya que al hacerlo imitamos la amabilidad de Dios. Jesús lo expresó muy claramente cuando dijo: «Amen a sus enemigos, hagan el bien y presten sin esperar nada a cambio. Si lo hacen, el Dios altísimo les dará un gran premio, y serán Sus hijos. Dios es bueno hasta con la gente mala y desagradecida.»4

Los creyentes somos nuevas criaturas en Cristo5, transformadas por el Espíritu Santo y llamadas a hacer el bien por dondequiera que vayamos, como lo hizo Jesús. Él se consagró al bienestar de la humanidad y llevó a la práctica dicha consagración mediante actos de amor y compasión que exhibían amabilidad, bondad e interés por los demás.

A los que deseamos ser imitadores de Cristo se nos insta a sacrificar nuestra vida por los demás. Eso implica dedicar tiempo a los demás y así hacerlos sentirse amados y apreciados. Puede traducirse en sencillos actos como lavar la vajilla o jugar con los niños más pequeños. También significa portarse bien con personas ajenas a nuestra familia o círculo de amistades; ser amables colaborando con los necesitados, aun cuando ello exija un sacrificio; decirle una palabra amable a alguien, aun cuando nosotros mismos estemos pasando por un momento difícil. Y así, existen numerosas formas de expresar amabilidad a nuestros congéneres.

En este pasaje sobre el día del juicio venidero, Jesús nos dio una idea de la alta estima en que Dios tiene la amabilidad y la bondad:

«Entonces dirá el Rey a los que estén a Su derecha: “Vengan ustedes, a quienes Mi Padre ha bendecido; reciban su herencia, el reino preparado para ustedes desde la creación del mundo. Porque tuve hambre, y ustedes me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; fui forastero, y me dieron alojamiento; necesité ropa, y me vistieron; estuve enfermo, y me atendieron; estuve en la cárcel, y me visitaron”. Y le contestarán los justos: “Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te alimentamos, o sediento y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos como forastero y te dimos alojamiento, o necesitado de ropa y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y te visitamos?” El Rey les responderá: “Les aseguro que todo lo que hicieron por uno de Mis hermanos, aun por el más pequeño, lo hicieron por Mí”.»6


Notas a pie de página

1 Gálatas 5:22,23 (NVI).

2 Tito 3:4,5 (NVI).

3 Efesios 4:32 (NVI).

4 Lucas 6:35 (TLA).

5 V. 2 Corintios 5:17

6 Mateo 25:34–40 (NVI).

Este artículo es un extracto adaptado de «Más como Jesús: Amabilidad y bondad», Rincón de los directores. 29 de agosto del 2017.
Texto: Peter Amsterdam. Ilustración y diseño: Roy Evans.
Publicado por Rincón de las maravillas. © La Familia Internacional, 2022
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Etiquetas: bondad, consideración y bondad, frutos del espíritu