Rincón de las maravillas
La felicidad no depende de las emociones
viernes, abril 23, 2021

No es prudente vivir la vida basando tu felicidad, tus reacciones, tu cosmovisión o tus relaciones con los demás en sentimientos. Las emociones son volubles. El apóstol Pablo escribió: «Vivimos por fe, no por vista»1. Aunque tu cuerpo se canse y tu espíritu desfallezca, puedes tener fe en Dios y saber que Él te ayudará a trascender más allá de lo que ves y sientes.

La fe en Dios es el fundamento que mantiene tu espíritu firme sin importar los obstáculos o dificultades que se presenten. Las emociones —los sentimientos, los estados de ánimo, la tristeza, el temor— te pueden afectar y, si no tienes cuidado, poco a poco te roban la alegría interna. Por eso es importante que tu fe esté afianzada y resguardada por tu creencia en Dios, en Su palabra y en la certeza de Su amor por ti.

Vas a afrontar dificultades, vivencias que te frustren, te causen tristeza, te rompan el corazón o que te pongan entre la espada y la pared. Es difícil trascender esos momentos y visualizar cómo te afectarán las dificultades. Si reaccionas ante los obstáculos de acuerdo a cómo te sientes, serás como un barco sacudido por aguas turbulentas. Cada ola (tus emociones) hará que tu barco (tu vida) se sacuda de un lado a otro.

Santiago 1:2–4 dice: «Hermanos míos, considérense muy dichosos cuando tengan que enfrentarse con diversas pruebas, pues ya saben que la prueba de su fe produce constancia. Y la constancia debe llevar a feliz término la obra, para que sean perfectos e íntegros, sin que les falte nada»2.

Es posible que al principio no te sientas «muy dichoso» cuando tengas problemas. La dicha de la que habla ese versículo no es el sentimiento de euforia o alegría, sino un júbilo y una confianza que proviene de saber que Dios está presente y te cuida. Es una dicha que nos da la fe; «la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve»3.

La Palabra de Dios puede dar la confianza y la certeza que trasciende las emociones y los sentimientos. No debes vincular la fe con las emociones y los sentimientos, pues estos pueden ser volubles y poco fiables. Tu fe debe permanecer firme en Dios: en Su Palabra, en tu creencia en Su amor y su cuidado, y en las promesas que Él te ha hecho.

Puedes sentirte feliz porque el amor de Dios lo abarca todo. Su Palabra es un cimiento para mantenerte firme durante los momentos difíciles. No hay nada que te pueda separar del amor de Dios. No hay nada en el presente ni en el futuro, no hay poderes, ni lo alto ni lo profundo —nada en todo el mundo— que te pueda apartar del amor de Dios que se manifiesta en Jesús4.

La verdadera felicidad —la felicidad con cimientos en Dios y Su amor— puede ser un estado permanente, no meramente un sentimiento. Es posible que vivas momentos sombríos cuando te sientes apesadumbrado, pero al mismo tiempo, puedes conservar la alegría de conocer la felicidad que Jesús le brinda a Sus hijos por la fe, la salvación y las bendiciones que conllevan. La verdadera felicidad es la paz, la satisfacción y la alegría que permanecen.

«Así que alégrense de verdad. Les espera una alegría inmensa, aunque tienen que soportar muchas pruebas por un tiempo breve. Estas pruebas demostrarán que su fe es auténtica. Está siendo probada de la misma manera que el fuego prueba y purifica el oro, aunque la fe de ustedes es mucho más preciosa que el mismo oro. Entonces su fe, al permanecer firme en tantas pruebas, les traerá mucha alabanza, gloria y honra en el día que Jesucristo sea revelado a todo el mundo.» (1 Pedro 1:6–7; NTV.)

Notas a pie de página:

1 2 Corintios 5:7 (NVI).

2 Santiago 1:2–4 (NVI).

3 Hebreos 11:1 (NVI).

4 V. Romanos 8:38–39.

Texto: Andrea Gianni. Ilustración: Jacob Cartoon. Diseño: Roy Evans.
Publicado por Rincón de las maravillas. © Familia International, 2021.
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Etiquetas: superación, palabra de dios, relación con el señor, felicidad, emociones, fe