Rincón de las maravillas
Ahora es el momento
viernes, septiembre 14, 2018

El segundo capítulo de Juan cuenta la historia de Jesús asistiendo a una boda en Galilea, junto a Su madre y Sus discípulos. De pronto, Su madre le dice que no tienen vino. Jesús era un invitado. No parece que fuera Su trabajo asegurarse de que hubiera suficiente vino.

Pareciera que Su mamá esperaba una solución sobrenatural al problema de la escasez de bebida, o no se lo hubiera dicho a Jesús. Pero Él le respondió: «Mujer, ¿eso qué tiene que ver conmigo? Todavía no ha llegado Mi hora»1.

Entonces, su madre le dijo a los criados: «Haced lo que os diga»2.

Así que Jesús les dice que llenen algunas tinajas de piedra con agua. Convierte esa agua en vino, y el anfitrión del banquete comenta al novio que es extraño que el vino bueno haya sido servido el último.

Nunca me he podido explicar por qué Jesús dijo una cosa y poco después hizo lo opuesto. ¿Por qué no quiso hacer algo al principio? ¿Qué fue lo que lo hizo titubear? ¿Fue Su naturaleza humana la que lo hizo sentir que no era el momento indicado para realizar Su primer milagro? ¿O Él no se sentía listo aún? ¿Creería que no tenía lo suficiente o necesario para hacerlo? La Biblia no nos da ningún detalle sobre el porqué de esta duda de Jesús; solo dice que protestó porque no era Su momento.

Me pregunto si Dios el Padre intervino y dijo algo así: «¡Ey, ahora es el momento!», y Jesús se puso manos a la obra, se sintiera listo o no. Tal vez no se sentía cómodo para hacer Su primer milagro público, pero Dios le presentó una oportunidad de actuar, y Él se valió de lo que tenía.

En varias ocasiones en mi vida, me ha frenado la sensación de que no estoy preparada. Sin embargo, me doy cuenta de que hay veces en que Dios nos da una oportunidad y no hay tiempo para esperar a que nosotros o las circunstancias seamos perfectos. Esperar la perfección es algo que a menudo nos frena; es más, a veces tiende a estropear lo que estamos tratando de hacer. De hecho, esperar a contar con las aptitudes y circunstancias perfectas por lo general puede significar que nunca haremos nada.

Deja de esperar que cada idea sea impecable, que todos estén de acuerdo contigo y los planetas se alineen. En algún momento, ¡hay que dejar de buscar la perfección! Llega el momento en que tienes que seguir adelante y confiar en que Dios obrará por medio de ti.

Cuando Pedro y Juan se toparon con el hombre cojo a las puertas del templo, dudo mucho que pensaran: «¡Bueno, es hora de demostrar nuestras increíbles y perfeccionadas dotes como obradores de milagros!» No se sentaron primero para escribir un guión, ni planificar una estrategia, ni consultar el libro de texto sobre milagros. Dios los empujó hacia una oportunidad, y ellos simplemente confiaron en que Él obraría a través de ellos5.

No estoy diciendo que, una vez que aprendemos una habilidad o talento, no deberíamos seguir mejorándolo. Al contrario, aprende lo que puedas, mejora lo más posible, haz planes sólidos y escucha consejos prudentes, pero no dejes que la imperfección te detenga.

Al dar esos pasos pequeños e imperfectos, Dios se pondrá manos a la obra por ti y hará lo que tú no puedas.

«Pues Dios es quien produce en ustedes tanto el querer como el hacer para que se cumpla Su buena voluntad»6.


Notas a pie de página

1 Juan 2:4 (NVI)

2 Juan 2:5 (NVI)

3 Juan 2:10 (NVI)

4 Hechos 3:6 (RV)

5 Hechos 3:1-8

6 Filipenses 2:13 (NVI)

Texto: Marie Story, adaptado. Publicado por primera vez en Sólo1cosa. Ilustración y diseño: Jeremy.
Publicado por Rincón de las maravillas. © La Familia Internacional, 2018.
Descargas
Etiquetas: valor, fe