Ángel Gabriel: ¡Hola, María!

Ángel Gabriel: Me llamo Gabriel. Soy enviado de Dios.

Ángel Gabriel: No temas, María. Dios te ha escogido para que seas la madre de Su Hijo en la tierra.

Ángel Gabriel: Darás a luz al Hijo de Dios, y se llamará Jesús.

Ángel Gabriel: Jesús regirá sobre el pueblo de Dios, y Su reino jamás se acabará.

Narración: María quedó de lo más sorprendida de que Dios la hubiera elegido a ella para ser la madre de Jesús, el Hijo de Dios.

Ángel Gabriel: ¿Recuerdas a tu prima Elisabet? Si bien está entrada en años y jamás tuvo hijos, ahora está embarazada de seis meses.

Ángel Gabriel: Puede que esto te parezca algo imposible, ¡pero no hay nada que Dios no pueda hacer!

Narración: Entonces el ángel partió.

Narración: Poco tiempo después, María fue a visitar a Elisabet.

María: Hola, prima Elisabet. ¡Estoy tan feliz de verte!

Elisabet: Ven, pasa. Tengo que contarte algo verdaderamente maravilloso.

Elisabet: Mi esposo, Zacarías, fue elegido para servir en el templo.

Elisabet: Mientras Zacarías oraba en el templo, un ángel se le apareció.

Ángel Gabriel: ¡No temas, Zacarías! Dios ha escuchado tus oraciones, y tu esposa Elisabet dará a luz un hijo. Se llamará Juan.

Zacarías: ¿Pero cómo puede ser esto posible? Mi esposa y yo somos muy mayores.

Ángel Gabriel: ¡Cree en la promesa de Dios! Como has dudado de lo que te he dicho, no podrás hablar hasta que nazca el bebé.

Elisabet: Desde que Zacarías volvió a casa, no ha podido pronunciar palabra. En vez de eso escribe mensajes en una tablilla.

María: ¡Me hace tan feliz que vayas a tener un hijo! He venido a traerte una noticia maravillosa.

Narración: Luego de que María le contara a su prima todo lo que le había acontecido, ambas dieron gracias a Dios y le entonaron cánticos de alabanza.

Narración: María se quedó tres meses con su prima y luego regresó a su hogar.

Narración: Pronto llegó el momento en que Elisabet daría a luz, y tuvo un varón.

Hombre: ¡Qué orgulloso debe estar Zacarías de tener un varón que pueda llevar su nombre!

Narración: Pero Zacarías sorprendió a todos y escribió en la tablilla que el bebé se llamaría Juan, no Zacarías. En ese momento, Zacarías empezó a hablar de nuevo, y comenzó a alabar a Dios.

Narración: El niño, Juan, creció y se desarrolló en cuerpo y en espíritu. Cuando fue mayor, Juan vivía en el desierto hasta el día en que apareció en público para hablarle al pueblo de Israel.

Narración: Fue conocido como Juan el Bautista.