Rincón de las maravillas
La cometa navidena
lunes, diciembre 5, 2011

Tomás estaba de lo más emocionado. No se olvidó de cumplir con sus tareas domésticas durante toda una semana, y ahora brillaban siete estrellitas sobre el gráfico de tareas. ¡Haber obtenido esas siete estrellas significaba que ahora su papá le compraría la cometa que Tomás quería tener desde hace tanto tiempo!

El papá y Tomás se pusieron sus chaquetas y gorros, y se dirigieron a la juguetería para comprar la cometa. Ésta era de un amarillo fuerte con un dibujo de un águila marrón y blanco.

—Papá, ¿podemos remontarla ahora? —preguntó Tomás entusiasmado.

El papá le sonrió.

—¡Por supuesto! Vayamos al parque Los jardines, pues allí hay un gran predio que será perfecto para remontar la cometa.

Había nevado el día anterior, pero ahora el cielo estaba azul, y una rápida brisa sacudía las ramas peladas de los árboles del fondo del parque.

El padre sostenía la cometa y le dio a Tomás el rollo de hilo. El papá le dijo a Tomás que se parara más lejos.

—Cuando suelte la cometa empieza a correr hacia el viento, pero no te detengas hasta que la cometa está bien arriba en el aire.

El papá soltó la cometa. Tomás corrió y corrió con la cometa que lo seguía y entonces, con un fuerte aventón, la cometa se remontó hacia el cielo.

Tomás se detuvo.

—¡Mira, papá! ¡Está volando!

Observaban cómo la cometa se deslizaba en el aire de un lado a otro. De tanto en tanto, una corriente de aire más fuerte impulsaba la cometa más alto todavía, y Tomás se aferraba con más fuerza al rollo de hilo por temor a que la cometa se le soltara.

De pronto, ¡sucedió lo inesperado! ¡Una fuerte ráfaga de viento elevó la cometa más y más hacia arriba! ¡El viento hizo que el rollo de hilo se le soltara de las manos a Tomás! Su papá dio un salto para tratar de agarrar el hilo, pero la cometa se había remontado demasiado alto, y ni Tomás ni el papá pudieron alcanzar el hilo para recuperarla.

Un niño triste fue el que regresó a su casa con su papá aquel día.

Esa noche, mientras Tomás se preparaba para ir a la cama, dijo:

—Papá, espero que alguien encuentre mi cometa.

—Podemos hacer una oración para que alguien que siempre quiso una cometa, la encuentre —sugirió su papá.

—¡Tal vez alguien que necesite un regalo de Navidad! —añadió Tomás.

—Querido Jesús —rezaba Tomás—, de verdad me gustaba mucho esa cometa, pero ya no la tengo. ¿Podrías hacer que alguien que la necesite como regalo de Navidad la encuentre? Alguien que siempre haya deseado tener una cometa. Amén.

Tomás se sintió mejor. Sabía que Jesús respondería a su oración.

Llegó el día de Navidad, y Tomás pensaba que hasta entonces, esa había sido la mejor Navidad. Por la mañana se deleitaron con un riquísimo desayuno navideño, y luego abrieron los regalos que estaban debajo del árbol de Navidad. Ahora se disponían a ir al parque Los jardines para contemplar el pesebre que estaba en la entrada del mismo.

Al llegar al parque notaron que muchas otras familias se habían acercado también para ver el pesebre. ¡Fue entonces que Tomás miró hacia arriba y la vio!

—¡Papá! ¡Mamá! ¡Miren! ¡Es mi cometa!

—¡Es cierto! —dijo su papá.

—¡Y fíjate, un niño la está remontando!

El padre, la madre, Tomás y su hermana mayor observaban cómo aquel niño volaba la cometa de Tomás. El niño se veía muy feliz, y el papá del niño, quien estaba parado a su lado, parecía muy contento también.

—Papá, creo que Jesús hizo que la cometa se fuera volando hasta las manos de alguien que realmente quería una cometa como regalo de Navidad.

—Yo creo que estás en lo cierto —dijo su padre.

—Fue muy dulce de tu parte haber hecho esa oración —dijo su mamá.

—Feliz Navidad —les dijo Tomás al niño y su papá cuando pasaron por su lado de camino al pesebre del parque.

—¡Feliz Navidad para ti también! —dijeron el niño y su papá a Tomás.

Tomás sonrió. Realmente fue la mejor Navidad que había tenido.

Texto: Aaliyah Smith, adaptado del relato original de Simon Peterson. Ilustraciones: Alvi. Diseño: Christia Copeland.
Publicado por Rincón de las maravillas. © La Familia Internacional, 2011

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Etiquetas: dar, navidad, tomás y kate, relatos para niños, oración